Cerebro de cemento (660-666)

Cerebro de cemento -por Salvador Núñez (Humano 666)

Se dice que la muerte más espectacular es el suicidio involuntario dictado por el ego.

El ego más grande en el hombre es el construir sobre lo que es natural, sobre el verde que le da la vida pero que lo incomoda, así el hombre a dominado vastas áreas naturales con piedra, cemento y fierro.

En el mundo moderno al parecer nos hemos olvidado la importancia de las áreas verdes y de las áreas de cultivo, el cemento implacable a destruido gran parte del ecosistema mundial y a eso irónicamente le llamamos "progreso", la humanidad ha quedado presa de la sociedad de consumo, su expansión urbana con nuevos ciudadanos le dan al "sistema" la oportunidad de fabricar más, vender y generar trabajo, por desgracia el trabajo en gran parte esta basado en el rendimiento cada vez más sofisticado de la máquina y el obrero simplemente se ha reducido en un controlador, reparador o almacenero. Las máquinas aceleran la producción y abaratan los costos pero eso es a consta de más desempleados, pobreza y daño grave del medio ambiente.

En este siglo XXI los muebles, la ropa, los electrodomésticos, máquinas y demás productos son diseñados para un "tiempo de vida útil" y eso va también para el matrimonio y la amistad, todo es desechable, ya no es la espada del guerrero o el templo majestuoso, el juguete a cuerda, la ropa barroca bordada, ahora es la herramienta de tres meses de vida, el juguete venido de china que rápido muere en las manos del niño, la ropa simple y chillona como el espíritu de la época y las edificaciones "puristas" que no dicen nada y que por ello no merecen ser restauradas.

La publicidad te embute por los ojos y orejas un falso concepto de felicidad: "compra y se feliz" ·"consume y el mundo no se va a caer" ¿Por que no dicen cómprame para que me haga millonario a consta de destruir al planeta o consume para que este corrupto sistema inhumano no se venga abajo?

Superhéroes de papel y tinta 663-666


El Principito y Don Quijote - por Salvador Núñez (humano 666)

¿Qué son los superhéroes? Son esperanzas, sueños reprimidos de justicia en el que la maldad es vencida por seres de pantalón apretado.

Pregunto en mis sueños: ¿Dónde estuvo Superman cuando cayeron las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, o Batman y Robin cuando se trajo opio de Vietnam mientras caían bombas de napal sobre niños y campesinos inocentes? ¿Dónde estuvo Acuamán cuando se hundió el Kursk y sus tripulantes murieron por la culpa de la burocracia rusa? ¿En qué lugar paradisíaco estuvo el increíble Hulk cuando fue bombardeado el hotel donde unos periodistas cubrían los excesos en Irak? ¿En qué tertulia pasaban los X-men mientras Israel masacraba a cientos de niños en Palestina? ¿A caso no brilló por su ausencia Linterna Verde cuando se tramaba la destrucción de Ossetia?

Por eso mis héroes son mejores que los superhéroes, flacos y pelados como Gandy, barbudos y cejudos como Darwin, asmático el Ché, jorobado Miguél Ángel, gordo Bach. Humanos inmortales de espíritu, achacosos, gruñones, enfermizos al estilo Chopin, o Rafael, contrahecho Toulouse y vicioso Gauguin, esquizofrénico Van Gogh, mujeriegos y comunistas tal cual quisieron Picasso y Chaplin. Los admiro y los quiero así porque fueron ejemplos reales para los que vendrán, tiraron todas las piedras que quisieron sin estar libres de pecado.

También hay héroes anónimos, policías con la bala en el pecho, mineros que respiran muerte, amas de casa que toleran la estupidez del marido, enfermos de sida que no dejan de dar lo mejor de si, profesores taxistas en las noches, que para la vida el dinero no les alcanza. Mis héroes son como ustedes, grandiosos por el simple hecho de existir.

Ahora, si me piden elegir a unos superhéroes de papel y tinta, pues me quedo con dos: Don Quijote y el Principito.

Salvador Núñez